domingo, mayo 08, 2016

95. Elecciones 2016

TEMAS: Política, elecciones.
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RESUMEN: 1. En las elecciones hay que elegir un partido político.
2. Se vota a los candidatos de cada provincia. La abstención no cuenta.
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Han vuelto a convocar elecciones generales para el próximo 26 de junio. Si dejamos al margen las razones por las que ha sido necesario convocar unas nuevas elecciones puesto que eso es ya “agua pasada que no mueve molino” creo que lo que ahora interesa es centrarse de nuevo en el proceso electoral que inevitablemente tendrá lugar.
Hay elecciones porque hay que elegir, hecho elemental que no debe pasar desapercibido. Nos parecerá mejor o peor, barato o caro, necesario o superfluo, nos parecerá lo que sea, pero tenemos que elegir. Y elegir significa escoger una opción política de entre varias y desechar o abandonar las restantes no elegidas. Elegir implica, pues, preferir un partido político sobre los restantes.
La democracia no exige que los votantes pertenezcan a un partido concreto, ni tampoco exige que se identifiquen con alguno de los partidos que se presentan a las elecciones. El votante puede no estar afiliado a ningún partido político —lo que suele ser habitual— y también puede no simpatizar en su totalidad con alguno de los partidos.
Por el contrario, la democracia sí exige que los ciudadanos elijan a sus representantes políticos para gestionar durante su mandato legislativo los asuntos del bien común de la nación. Es decir, que ser demócratas no supone pertenecer a ningún partido político, ni que nos guste la política, sino elegir a los representantes políticos, o sea, ser demócratas exige votar.
Votar puede ser un problema porque no se puede votar a todos, ni tan siquiera se puede votar a dos partidos que nos gustaría que llegaran a un acuerdo y gobernaran el país. Solamente se puede votar a un partido político. Y esta elección es difícil, es comprometida y es responsable. Sobre todo nos hace responsables porque no se vota por un día ni por un capricho, sino que se vota para cuatro años y para una acción de gobierno.  
Antes de nada es necesario reparar que aunque en la papeleta aparecen los nombres de unas personas que aspiran a ser diputados y senadores en verdad no se vota a unas personas sino que se vota a un partido político. En otros países es de otra manera, pero en España y con la ley electoral actual no se vota a caras —por más que se anuncien caras bonitas— sino que se votan siglas de partidos y la dirección del partido es la que marcará el gobierno del país en las materias de educación, sanidad, economía, impuestos, empleo, desarrollo, industria, justicia, etc.
Por eso, votar es una gran responsabilidad para el votante que además solamente dispone de una sola opción y si se equivoca no puede arrepentirse y cambiar su voto a mitad de legislatura. Se puede decir con toda propiedad que “lo que se vota, votado queda”.
Por esto, a la hora de depositar el voto en la urna, es importante lo siguiente:
a) Primero, votar: hay que votar porque el sistema electoral no refleja la abstención. En el congreso de los diputados no existe ningún sillón para los votos de la abstención. La abstención podrá deslegitimar a los elegidos por falta de votos, podrá satisfacer las ansias de revancha de los que no creen en el sistema electoral, podrán desahogar la ira de los que se sienten engañados por los políticos traidores que incumplen sus promesas electorales, sí la abstención podrá servir para todo eso y para más cosas, pero no sirve para elegir a los representantes políticos.
b) Segundo, conocer a quien se vota: hay que votar con conocimiento del candidato y del partido que representa. Quizá es una ingenuidad pretender que leamos los programas políticos de los partidos o que acudamos a los mítines donde se explica cada uno de los puntos principales del programa político, pero tampoco hay que votar a ciegas o a una foto o una canción. Entre una cosa y la otra hay un término medio. Tenemos la responsabilidad social de enterarnos qué pretenden unos y otros y qué piensan hacer con nuestro voto.
c) Tercero, votar con la cabeza: no se vota por venganza o por despecho, no se vota con las vísceras sino que se vota con la cabeza. Hay que pensar, hay de sopesar las distintas opciones, hay que intentar comprender los proyectos de futura sociedad que cada partido propone y adónde nos llevaría cada uno de ellos y al final votar con la inteligencia y no votar solo con el corazón.
d) Cuarto, votar con prudencia: porque la prudencia es una virtud que significa elegir lo bueno y desechar lo menos bueno. Es la virtud del elector que va a la urna. Ser prudentes, eso es lo que deseo para todos los españoles en las próximas elecciones. Porque de todos los partidos estoy seguro que lo más probable es que ninguno me convenza en su totalidad. De uno me puede gustar una cosa, de otro me puede gustar otras cosas y de otro no me gustará ninguna.
Bueno, la primera elección irá por ese camino, debo desechar los partidos en los que no me gusta nada de lo que proponen. Luego, me iré quedando con dos o tres partidos que podrían ser mis elegidos. ¡Pero tengo que elegir uno solo! Esta es la cuestión. ¿Cuál de ellos elegir?
e) Quinto, votar por mi provincia: esto es una verdad de Perogrullo. Cada uno de nosotros votamos donde estamos empadronados. Si estoy en Barcelona no estoy en Madrid, y viceversa. Y en cada provincia se presentan unos partidos concretos que no tienen que ser los mismos en todas las provincias.
No es lo mismo votar en Soria donde sólo se eligen dos diputados que en Madrid donde se eligen 36 diputados. Y la diferencia es esencial. Con la ley electoral actual en Soria la duda será si salen elegidos los dos partidos más votados o solo el partido más votado. Los votos obtenidos por los demás partidos serán votos testimoniales perdidos para los escaños del congreso.
Por esto es importante situarse en la provincia de cada uno y averiguar qué partidos tienen posibilidades reales de obtener representación y elegir de entre esos partidos, sabiendo que la elección siempre es un acto de prudencia donde se elige «lo menos bueno y se desecha lo peor».

Al día siguiente de la votación se hará el recuento de votos y cada partido tendrá que valorar si puede gobernar solo o necesita pactos con otros partidos. Eso dependerá, en gran parte, de los votos que obtenga y le hayamos dado los electores y también del estilo dialogante y realista de sus gobernantes que sepan aceptar la realidad política tal y como es y sepan adaptarse a ella.■