domingo, junio 20, 2010

54. Escándalo

Fecha: 01 de junio de 2010

TEMAS: Religión, Cristiano.

RESUMEN: 1. Los cristianos somos los que amamos a Cristo y nos hemos dejado llevar por su Amor, un amor que salva y da vida.

2. Algunas legislaciones, como la norteamericana, y el lenguaje común generaliza todos los abusos sexuales cometidos con menores de edad bajo el término de pederastia o pedofilia puesto que ambas palabras tienen el mismo significado etimológico.

3. Si nos atenemos a los números y no a los comentarios o habladurías, tenemos que reconocer que son muy pocos los casos de sacerdotes acusados de abusos sexuales infantiles.

4. Si se permite la ironía en este macabro asunto, diré que los sacerdotes y religiosos son infinitamente menos peligrosos que los padrastros, los «nuevos novios de mamá», los profesores de deporte y, en fin, hasta menos peligrosos que los padres de familia.

5. Tan solo en el pasado siglo XX ha habido, hasta el momento, 1.010 santos y beatos, de los cuales 362 son sacerdotes, 39 obispos y 2 papas: san Pío X y el beato Juan XXIII. Es decir, que el 40% de los santos del siglo XX son sacerdotes.

6. En lo que respecta a la Iglesia católica, el verdadero problema no son los sacerdotes ni los religiosos, sino los que no quieren vivir o no son capaces de vivir la abstinencia sexual.

7. Cuando este Papa habla de la necesidad de purificación, se está refiriendo a que cada cual debe preocuparse de su propia purificación personal, su propia conversión y arrepentimiento. No, el enemigo no es el The New York Times, el enemigo somos nosotros mismos, nuestra falta de lealtad.


SUMARIO: 1. Palabras.- 2. Números.- 3. Mitos.- 4. La cuestión.
1. Palabras

Los cristianos no somos los que creemos en Cristo y seguimos una ideología o un plan ético de perfección. Esto es mucho, pero, sin embargo, es muy poco, porque no sirve para cambiar una vida. Los cristianos somos los que amamos a Cristo y nos hemos dejado llevar por su Amor, un amor que salva y da vida.

Ante los recientes acontecimientos de abusos sexuales protagonizados por quienes debieran ser modelo y ejemplo de virtud los cristianos tenemos que repetir –una vez más– que el enemigo importante no es el exterior, el de afuera, el mundo y sus deslices: no, el verdadero enemigo somos nosotros mismos.

Antes de nada pongamos un poco de orden en las palabras y los términos. Pederastia es el abuso sexual cometido con menores de edad, entendiendo por menores de edad todos los jóvenes que no han cumplido la edad legal para regir su persona y bienes por sí mismos como cualquier ciudadano libre, es decir, como un mayor de edad. Dentro del abuso sexual de menores se distingue la paidofilia o pedofilia que es el abuso sexual cometido con niños menores de trece años, es decir, con menores de edad que no pueden consentir y quizás ni son del todo conscientes de lo que está sucediendo, aunque no por eso deje de hacerles un profundo daño.

Y luego está la efebofilia que es la atracción y abuso sexual de una persona adulta con menores de edad pero mayores de trece años, es decir, con adolescentes o preadolescentes. O sea, por diferenciar las palabras, que la pedofilia es el abuso sexual infantil cometido con niños, mientras que la efebofilia es el abuso sexual cometido con jóvenes. La diferencia entre ambos abusos consiste en que mientras en el abuso infantil el niño no es capaz de consentir nada, ni personal ni penalmente, en el abuso juvenil es posible que alguna vez, no siempre ni necesariamente, el adolescente haya podido consentir. De aquí la mayor gravedad del abuso infantil.

Ocurre, sin embargo, que algunas legislaciones, como la norteamericana, y el lenguaje común generaliza todos los abusos sexuales cometidos con menores de edad bajo el término de pederastia o pedofilia puesto que ambas palabras tienen el mismo significado etimológico, pero ya se ve que en el lenguaje común se pueden diferenciar como el género y la especie.


2. Números

Si nos atenemos a los números y no a los comentarios o habladurías, tenemos que reconocer que son muy pocos los casos de sacerdotes acusados de abusos sexuales infantiles. En la mayoría de los casos las acusaciones van referidas a abusos sexuales con adolescentes y no son tantos en número. El hecho de que ahora se documenten hechos ocurridos en 1952 demuestra las dificultades con que tropiezan los que hablan de una epidemia de paidofilia (quieren decir efebofilia) entre los eclesiásticos.

En Alemania y desde el año 1995, es decir, desde hace 15 años, los casos de sospecha de abusos sexuales protagonizados por religiosos son un 0,045% del total de casos sospechosos. Sin embargo, en Alemania, precisamente, cada año se dan 15.000 casos de abusos sexuales denunciados de donde podemos deducir que no se producen sólo en la escuela o en un club deportivo. Y según los estudios, más de la mitad de las víctimas tienen una relación familiar con el autor: el 20% de los casos es el propio padre y otro 20% es el padrastro o el nuevo «compañero sentimental» de la madre.

En Austria, en un mismo periodo de tiempo estudiado, los casos de abusos sexuales relacionados con religiosos han sido 17, mientras que en el mismo periodo los casos de abusos sexuales relacionados con otros ambientes han sido 510.

En Irlanda el Informe Ryan del año 2009 ha recogido los testimonios de 1.090 personas con casos de violencia sexual –concepto más amplio que el abuso sexual–. Los religiosos acusados de abuso sexual fueron 23 (un 2,11%).

Según declaraciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe, desde el año 2001 hasta el año 2010 se han estudiado 3.000 casos de sacerdotes y religiosos: 300 (10%) casos fueron de abuso infantil, 1.800 (60%) de abuso sexual de adolescentes y 900 (30%) casos de relaciones heterosexuales.

Para situarnos sería interesante citar aquí que solamente en América Latina se cometen 228 casos de abusos a menores cada hora. También se debe recordar que las estadísticas señalan que el 80% de los pedófilos son homosexuales, varones que abusan de varones.

La probabilidad de que un célibe cometa un abuso sexual es de uno contra cuarenta. La causa no es nunca el celibato, sino la incontinencia sexual de los pederastas. El perfil de un pederasta no encaja con el perfil de una persona que se esfuerza por vivir la castidad y la abstinencia sexual, incluso entre los casados a quienes también afecta la castidad matrimonial.

En retrato robot del pedófilo es el de un varón, mayor de 35 años, con un nivel económico medio o alto, sin antecedentes penales y con una vida normal, tan normal que hasta puede tener familia e hijos.

Con todo, también digo que un solo caso de abuso sexual, infantil o juvenil, es una desgracia y un acto abominable. Que los números no justifican nada ni dispensan de culpa, que los porcentajes no son humanos ni dignos. Pero en honor a la verdad y a la realidad de los hechos y por justicia con todos los hombres buenos que son mayoría debo decir que los sacerdotes y religiosos no son peligrosos para la salud pública.

Y si se me permite la ironía en este macabro asunto, diré que son infinitamente menos peligrosos que los padrastros, los «nuevos novios de mamá», los profesores de deporte y, en fin, hasta menos peligrosos que los padres de familia.


3. Mitos

La Iglesia no es un mal a erradicar, ni los sacerdotes seres anormales y extraños que se hicieron sacerdotes porque no fueron capaces de encontrar mujer que les aguantara. Intentar comprender a la Iglesia y a los religiosos es intentar comprender el amor sublimado y el corazón entregado por amor de una manera total, sin divisiones.

No deja de ser paradójico que sea California uno de los estados que encabeza la actual cruzada puritana cuando tan sólo en el condado de Los Ángeles se produce más del 90% de toda la pornografía mundial.

Tan solo en el pasado siglo XX ha habido, hasta el momento, 1.010 santos y beatos, de los cuales 362 son sacerdotes, 39 obispos y 2 papas: san Pío X y el beato Juan XXIII. Es decir, que el 40% de los santos del siglo XX son sacerdotes. Y ahora pregunto: ¿Qué parte de la sociedad puede ofrecer un elenco de ciudadanos tan entregado al servicio de los demás como el clero? Algunos dieron su vida por el prójimo con san Maximiliano Kolbe, otros recogieron pobres y ancianos como san Luis Orione, otros denunciaron atrocidades nazis y dieron su vida por ello como el beato Jacobo Gapp, o las atrocidades soviéticas como el beato Vicente Eugenio Bossilkov. San Carlos de Foucauld vivió entre los tuaregs haciéndose uno entre ellos y san Ezequiel Moreno fue misionero en Filipinas.

La Iglesia católica en EEUU educa a 2,6 millones de jóvenes constándole a su Iglesia la cantidad de 10 millones de dólares. Tiene 230 colleges y universidades en ese país con un total de 700.000 universitarios.

El matrimonio no es la solución a los casos de pederastia cometidos por clérigos. Como si el matrimonio hiciera que algunos hombres dejaran de molestar a los niños. Esta afirmación se desmiente con las estadísticas y con la madurez personal.

Sin embargo, sí es verdad que resulta tres veces más probable que los homosexuales sean pedófilos que los heterosexuales. Un tercio de los varones homosexuales ha declarado que siente atracción por los adolescentes y esto se encuentra documentado. La pederastia debería relacionarse más con la homosexualidad que con cualquier otra actividad, sin ser exclusiva de ninguna.

La Iglesia católica sí ha hecho algo por solucionar el problema y lo sigue haciendo. En 1983 se revisó el Código de Derecho Canónico y se añadieron penas expresas para los casos de pedofilia, incluso la expulsión del estado clerical (CIC, c. 1395.2).

El verdadero problema no es la enseñanza de la Iglesia sobre moralidad sexual, sino la desviación natural de la pederastia. La Iglesia siempre ha reconocido que la actividad sexual desligada del amor y del compromiso de fidelidad que se da solamente en el matrimonio disminuye la dignidad de la persona humana y la acaba destruyendo.

El celibato no es el culpable de la pederastia. La vocación sacerdotal, como la matrimonial, requiere el mutuo consentimiento de ambas partes. El simple deseo de un candidato a ser sacerdote no constituye por sí una vocación, sino que se debe discernir si el interesado es apto para el sacerdocio o no.

4. La cuestión

Salvando las desgracias personales, ¿cuál es la verdadera cuestión en todo este asunto? La ideología puritana es la dominante en EEUU pero ve peligrar su hegemonía por el rapidísimo avance del catolicismo en las últimas décadas. Además, ¿cuál es la Iglesia que más veces ha recibido a Arafat y más veces ha reafirmado la necesidad de crear un estado palestino? Todos sabemos que Ted Turner es abiertamente anticatólico y que es propietario no sólo de la CNN, sino también de diarios como el Washington Post, The New York Times y The Boston Globe que fueron los protagonistas de la campaña.

En lo que respecta a la Iglesia católica, el verdadero problema no son los sacerdotes ni los religiosos, sino los que no quieren vivir o no son capaces de vivir la abstinencia sexual. Pero lo que a otros más importa es la insinuación, incluso a costa de lo grosero del argumento: los sacerdotes son pedófilos.

Pero esta es la guerra del laicismo contra el cristianismo y es una batalla campal. El enemigo a batir es Benedicto XVI porque representa un desmentido viviente a la presunta falta de inteligencia y humanidad que achacan a los católicos. Y la guerra de los laicistas continuará, entre otros motivos, porque un Papa como Benedicto XVI que sonríe pero no retrocede ni un milímetro la alimenta.

Cuando este Papa habla de la necesidad de purificación, se está refiriendo a que cada cual debe preocuparse de su propia purificación personal, su propia conversión y arrepentimiento. No, el enemigo no es el The New York Times, el enemigo somos nosotros mismos, nuestra falta de lealtad.

Hace 200 años Napoleón engullía con sus ejércitos a los países de Europa con la intención de dominar el mundo. En aquel entonces dijo en una ocasión al Cardenal Consalvi: «Voy a destruir su Iglesia». El Cardenal le contestó: «No, no podrá». Napoleón, con sus 1,50 metros de altura, dijo otra vez: «Voy a destruir su Iglesia». El Cardenal dijo confiado: «No, no podrá. ¡Ni siquiera nosotros hemos podido hacerlo!».■

Felipe Pou Ampuero