domingo, noviembre 01, 2015

87. El amor es más que un sentimiento

TEMAS: Matrimonio, amor, fidelidad.
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RESUMEN: El amor no es un sentimiento, es un querer.


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Otra de las ideas que sobrevuelan la crisis de los matrimonios y las familias es la que entiende que el amor conyugal en el cual se funda el matrimonio y la familia se basa en la atracción de dos personas. Reconocen que no es una atracción solamente física o sexual, sino que también es una atracción moral y personal que abarca la totalidad de la persona, que es una admiración personal  pero  –a fin de cuentas– es una atracción y las atracciones ya se sabe… un buen día se acaban.
En el fondo están aceptando que el amor es solamente un sentimiento, algo que se siente y que puede suceder que se deje de sentir. Piensan que el sentimiento igual que viene se va. Estas ideas confunden el amor con una de sus manifestaciones, con los sentimientos. Y además reducen el amor a los sentimientos dejando fuera la voluntad de la persona para querer o no querer  y olvidando que somos libres para querer o no querer o para seguir queriendo por encima de lo que en un momento sentimos o dejamos de sentir.
Se empieza a amar porque se siente algo especial por una persona. Pero no se ama porque se sienta algo especial solamente. Ese “algo” puede ser muy emocionante, puede ser interesante, pero nadie entrega su vida por una emoción. El “cosquilleo” es como una señal que despierta nuestro interés. Si ese sentimiento va a más porque la otra persona nos llena, porque queremos compartir la vida con ella, entonces el sentimiento deja paso al amor, aunque el sentimiento no se olvida, pero el amor supera el sentimiento porque ya no solo se desea estar con la persona amada, sino que se la quiere, es decir, se quiere lo mejor para ella.
El amor necesita de la inteligencia para amar bien, para no equivocarse. Esto parece muy elemental. Cuando uno está enamorado quiere hacer las cosas bien y para eso se esfuerza, piensa, aprende. El amor no renuncia a pensar, ni se opone a la inteligencia, más bien, el buen amor quiere ser un amor inteligente, que acierta. Y cuando el amor se olvida de pensar se queda en las formas externas, en las formalidades, en el envoltorio del regalo: de un regalo que está vacío por dentro.
Y cuando se quiere de verdad o con inteligencia se quiere “querer siempre” a la persona amada y se cuida ese amor para que no se pueda romper, se cuida para que no disminuya, se protege de la rutina, del olvido, de la falta de interés. Cuando de verdad se quiere a una persona se quiere quererla para siempre.

Amor es tanto como compartir, tener en común. Amar a otra persona es querer construir una vida en común, no tanto para ser mejor, sino para estar juntos, es querer aprender juntos a vivir. El amor es un acto de la voluntad, es una decisión y no es un sentimiento. Los sentimientos vienen y van, dependen de muchos factores, de la salud, del cansancio, de las preocupaciones. El amor es una decisión de la voluntad libre que se quiere comprometer con quien un día le hizo sentir algo especial. Cada día decide volver a quererle como el primer día y esto mismo es ser fiel al primer amor. ■

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