TEMAS: Matrimonio, amor, fidelidad.
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RESUMEN: El
amor no es un sentimiento, es un querer.
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Otra de las ideas que sobrevuelan la crisis de los matrimonios y
las familias es la que entiende que el amor conyugal en el cual se funda el
matrimonio y la familia se basa en la atracción de dos personas. Reconocen que
no es una atracción solamente física o sexual, sino que también es una
atracción moral y personal que abarca la totalidad de la persona, que es una
admiración personal pero –a fin de cuentas– es una atracción y las
atracciones ya se sabe… un buen día se acaban.
En el fondo están aceptando que el amor es solamente un
sentimiento, algo que se siente y que puede suceder que se deje de sentir. Piensan
que el sentimiento igual que viene se va. Estas ideas confunden el amor con una
de sus manifestaciones, con los sentimientos. Y además reducen el amor a los
sentimientos dejando fuera la voluntad de la persona para querer o no
querer y olvidando que somos libres para
querer o no querer o para seguir queriendo por encima de lo que en un momento
sentimos o dejamos de sentir.
Se empieza a amar porque se siente algo especial por una persona. Pero
no se ama porque se sienta algo especial solamente. Ese “algo” puede ser muy
emocionante, puede ser interesante, pero nadie entrega su vida por una emoción.
El “cosquilleo” es como una señal que despierta nuestro interés. Si ese
sentimiento va a más porque la otra persona nos llena, porque queremos
compartir la vida con ella, entonces el sentimiento deja paso al amor, aunque
el sentimiento no se olvida, pero el amor supera el sentimiento porque ya no
solo se desea estar con la persona amada, sino que se la quiere, es decir, se quiere
lo mejor para ella.
El amor necesita de la inteligencia para amar bien, para no equivocarse.
Esto parece muy elemental. Cuando uno está enamorado quiere hacer las cosas
bien y para eso se esfuerza, piensa, aprende. El amor no renuncia a pensar, ni
se opone a la inteligencia, más bien, el buen amor quiere ser un amor
inteligente, que acierta. Y cuando el amor se olvida de pensar se queda en las
formas externas, en las formalidades, en el envoltorio del regalo: de un regalo
que está vacío por dentro.
Y cuando se quiere de verdad o con inteligencia se quiere “querer
siempre” a la persona amada y se cuida ese amor para que no se pueda romper, se
cuida para que no disminuya, se protege de la rutina, del olvido, de la falta
de interés. Cuando de verdad se quiere a una persona se quiere quererla para
siempre.
Amor es tanto como compartir, tener en común. Amar a otra persona
es querer construir una vida en común, no tanto para ser mejor, sino para estar
juntos, es querer aprender juntos a vivir. El amor es un acto de la voluntad, es
una decisión y no es un sentimiento. Los sentimientos vienen y van, dependen de
muchos factores, de la salud, del cansancio, de las preocupaciones. El amor es
una decisión de la voluntad libre que se quiere comprometer con quien un día le
hizo sentir algo especial. Cada día decide volver a quererle como el primer día
y esto mismo es ser fiel al primer amor. ■
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