"Verdad y
libertad, o bien van juntas o juntas perecen miserablemente"
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Todos entendemos por libertad la posibilidad de
elegir entre unas cosas u otras, es la libertad de elección o “libertad pro choice”. Es algo así como
coger un tren. Cuando llegas a la estación central de Madrid puedes subirte a
cualquier tren. Solo que un tren te lleva a Barcelona y otro a Huelva, por
ejemplo.
Entonces, la libertad no solo sirve para elegir
a qué tren me subo, sino que también sirve para cumplir un proyecto, es la
libertad de determinar mi destino, es la “libertad
para”. Porque no se trata de subirme a cualquier tren, es decir, al tren
que más me guste –por ejemplo, el tren bala– sino que se trata de subirme al
tren que me lleva a la ciudad donde quiero ir. Soy libre para elegir cualquier
tren, pero elegiré el tren que me lleve a mi destino.
Pero para poder elegir el tren que me interesa,
antes tengo que estar informado del destino de los trenes. Tendré que ir hasta
los paneles generales de la estación e informarme de los destinos y andenes de
cada tren para poder elegir el tren correcto. Es la libertad de conocimiento
que me permite elegir con toda la información suficiente para acertar en la
elección: es la “libertad de”.
Hace tiempo un presidente del gobierno de
España se atrevió a proclamar que la
libertad nos hace verdaderos porque entendía que la realización de cada
persona consiste en ser lo más libre posible, sin ninguna limitación. Es cierto
que alcanzando nuestro pleno desarrollo nos realizamos plenamente. Pero no es
cierto que esto suceda de cualquier manera, sino que antes debemos saber qué es
lo que queremos ser y hacer con nuestra vida. En efecto, "Verdad y
libertad, o bien van juntas o juntas perecen miserablemente" (san Juan
Pablo II, Enc. Fe y Razón, n. 90). No es cierto que la libertad nos haga
verdaderos, sino que es la verdad la que nos hace libres (cfr. Juan 8, 31-42).
La libertad que tengo para subirme a cualquier
tren no me aprovecha si antes no tengo la información suficiente para poder
elegir cuál es el tren que me lleva a mi destino. Ahora comprendo que la
libertad sin la verdad no es más que una quimera.
Sin conocimiento no sabremos elegir nuestro
destino, ni adónde queremos llegar ni qué debemos hacer. Resulta imprescindible
la formación personal de cada uno, como me resulta imprescindible informarme
sobre dónde se encuentra estacionado mi tren para no acabar perdido en
cualquier esquina de España.
BIBLIOGRAFÍA
1.
San Juan Pablo II, Encíclica Fides et Ratio, n.
90.
2. YEPES
STORK, Ricardo, El sentido de la libertad. www.arguments.blogspot.com
3. TERMES,
Rafael, Libertad y verdad, ABC, 18 de septiembre de 1995.
4. SPAEMANN,
Robert, Dios, la libertad, la realidad. www.fluvium.org/textos/etica
5. LLANO
CIFUENTES, Alejandro, La vida lograda, Ediciones Ariel, Barcelona. 2002.
6.
MARIANO FAZIO, conferencia en la Universidad de
La Sabana, 25 de febrero de 2022.
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