TEMAS: Misericordia.
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RESUMEN: 1. El motivo de la convocatoria
de este Año Jubilar es el amor: «Como ama
el Padre, así aman los hijos».
2. La apertura de la puerta significa que se
abre un camino extraordinario hacia la salvación. El Papa debe tocar la puerta
con un martillo tres veces mientras dice: «Abridme
las puertas de la justicia; entrando por ellas confesaré al Señor».
3. El lema de este año santo es «Misericordiosos como el Padre». «Es mi vivo deseo, dice el Papa, que el
pueblo de Dios reflexione durante el Jubileo sobre obras de misericordia
corporales y espirituales» (n.15).
4. La peregrinación es un signo peculiar en el
Año Santo, porque es imagen del camino que cada persona realiza en su
existencia. La vida es una peregrinación y el ser humano es «viator», un peregrino que recorre su
camino hasta llegar a la meta anhelada.
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El Papa Francisco anunció el día 13 de marzo de 2015, en la
Basílica de San Pedro, un Jubileo extraordinario, la celebración de un Año
Santo de la Misericordia. Este Jubileo de la Misericordia se inició el presente
año con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica Vaticana durante la
solemnidad de la Inmaculada Concepción, el día 8 de diciembre de 2015, y concluirá el 20 de noviembre de 2016 con la
solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo.
El anuncio oficial y solemne del Año Santo tuvo lugar coincidiendo
con el segundo domingo de Pascua que es el Domingo de la Divina Misericordia,
fiesta instituida por San Juan Pablo II.
El motivo de la convocatoria de este Año Jubilar es el amor: «Como ama el Padre, así aman los hijos. Como
Él es misericordioso, así estamos nosotros llamados a ser misericordiosos los
unos con los otros». (n.9)
La carta consta de 25 puntos que dan respuesta a preguntas muy
concretas sobre el Jubileo, y detalla cómo quiere el Papa Francisco que vivamos
este Año Santo.
En la tradición católica, el Jubileo consiste en que durante un
año se conceden indulgencias a los fieles que cumplen con ciertas disposiciones
eclesiales establecidas por el Vaticano. El Jubileo puede ser ordinario o
extraordinario, como en este caso.
La Iglesia Católica tomó como influencia el jubileo hebreo y le
dio un sentido más espiritual. En ese año se da un perdón general, indulgencias,
y se invita a profundizar en la relación con Dios y con el prójimo.
El primer año jubilar fue convocado en el año 1300 por el Papa
Bonifacio VIII. Se estableció que los siguientes jubileos se conmemoraran cada
25 años, con el objetivo de que cada generación experimente al menos uno en su
vida.
El rito inicial del jubileo es la apertura de la Puerta Santa. Se
trata de una puerta que se abre solamente durante el Año Santo, mientas el
resto de los años permanece sellada. Tienen una Puerta Santa las cuatro
basílicas mayores de Roma: San Pedro, San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros
y Santa María Mayor.
La apertura de la puerta significa que se abre un camino
extraordinario hacia la salvación. El Papa debe tocar la puerta con un martillo
tres veces mientras dice: Aperite mihi
portas justitiae, ingressus in eas confitebor Domino- «Abridme las puertas de la justicia; entrando por ellas confesaré al
Señor».
Cuando se abren, se entona el Te
Deum y el Santo Padre atravesará esta puerta junto a sus acompañantes.
La misericordia es un tema muy sentido por el Papa Francisco quien
ya como obispo había escogido como lema propio «miserando atque eligendo». Se trata de una cita tomada de las
homilías de san Beda el Venerable, el cual, comentando el episodio evangélico
de la vocación de San Mateo, escribe: «Vidit
ergo Iesus publicanum et quia miserando atque eligendo vidit, ait illi Sequere
me» (Vio Jesús a un publicano, y como le miró con sentimiento de amor y le
eligió, le dijo: Sígueme). Esta homilía es un homenaje a la misericordia
divina. Una traducción del lema podría ser: «Con
ojos de misericordia».
El lema de este año santo es «Misericordiosos
como el Padre». «Es mi vivo deseo,
dice el Papa, que el pueblo de Dios reflexione durante el Jubileo sobre obras
de misericordia corporales y espirituales» (n.15). Redescubrir las obras de
misericordia corporales: dar de comer al que pasa hambre, acoger al forastero,
asistir a los enfermos y visitar a los presos, etc. Y ejercitar las obras de
misericordia espirituales: dar consejo a quien lo necesite, consolar al
afligido, corregir al que se equivoca, perdonar ofensas, rezar por los vivos y
los difuntos...
La peregrinación es un signo peculiar en el Año Santo, porque es
imagen del camino que cada persona realiza en su existencia. La vida es una
peregrinación y el ser humano es «viator»,
un peregrino que recorre su camino hasta llegar a la meta anhelada. También
para llegar a la Puerta Santa en Roma y en cualquier otro lugar, cada uno
deberá realizar, de acuerdo con las propias fuerzas, una peregrinación. (n.14).■
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA