RESUMEN: La vida
humana es sagrada porque el hombre es el único ser a quien Dios ama por sí
mismo.
Catecismo Iglesia Católica nn. 2258 a
2330.
Quinto
mandamiento: «No matarás».
1. El
quinto mandamiento ordena no matar. Solo Dios es el dueño de la vida y de la
muerte porque solo Él es su creador. El hombre es alguien singular: la única
criatura de este mundo a la que Dios ama por sí misma. Está destinado a conocer
y amar eternamente a Dios, y su vida es
sagrada. Ha sido creado a imagen y semejanza de Dios (cfr. Gn 1, 26-27), y
éste es el fundamento último de la dignidad humana y del quinto mandamiento.
Se mata
cuando se comete homicidio; en el suicidio cuando se atenta contra la propia
vida; en el aborto cuando no se permite nacer al concebido; en la eutanasia cuando
no se deja vivir al enfermo o anciano; cuando se acude a la violencia para
intentar solucionar los conflictos y las diferencias entre las personas y las
naciones; cuando se ejerce la guerra injusta contra los hombres; cuando se justifica
el terrorismo en la lucha política.
También
se atenta contra la vida y contra el quinto mandamiento cuando no se ama al
prójimo como merece su dignidad humana. Cuando se odia al otro por el motivo
que sea; cuando se guarda rencor y enemistad al vecino y al familiar, cuando se
desea el mal y también cuando no se respeta a los que conviven con uno mismo.
Cuando se insulta, cuando se es indiferente. No todo tiene la misma gravedad y
repercusión, pero todo eso sí atenta contra el respeto a la vida humana.
2. Con
el quinto mandamiento comienzan una serie de mandatos que se formulan
inicialmente con la negación. Se dice «no» para comenzar y parece que estos
mandamientos son más prohibiciones que mandatos positivos. Parece que no piden
nada, sino que se limitan a prohibir una acción. Pero, realmente, no es así.
Lo
propio del cristiano es amar, porque Dios es amor. Si toda la Ley se encierra
en amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo, ¿el quinto
mandamiento que quiere que amemos? Es claro que quiere que amemos la vida. No
matar es amar la vida, la propia y
la de los demás, con más motivo la de los indefensos, la de los inocentes, la
de los enfermos, la de los débiles, la de los incapaces de defenderse.
Amar
la vida y no hacer daño a ninguna persona, sea joven o viejo, enfermo o sano,
blanco o de color, inteligente o no, válido o inválido. Amar la vida porque la
vida es un regalo de Dios a los hombres para llegar a la vida eterna.
3. Amar
es desear el bien de la persona
amada. Quien desea el mal de otra persona podemos estar seguros de que no le
ama. Lo primero es el amor a uno mismo. Y amarse a uno mismo es desear el bien
para uno mismo. No es nada malo, todo lo contrario, es muy conveniente
desearnos el bien y buscarlo para nosotros mismos, en primer lugar, y luego
para los demás. Así todos seremos mejores.
También
ordena este mandamiento cuidar la propia salud y la salud ajena o la de
aquellas personas que dependen de nosotros. Va en contra de este mandamiento
ponerse en situación de peligro o daño para la salud como el consumo de drogas
o el abuso del alcohol, la conducción temeraria y peligrosa, la realización de
actividades arriesgadas o peligrosas sin motivo justificado, por pura diversión
o buscando nuevas emociones.
Cuidar
la salud también significa guardar el debido descanso y evitar el agotamiento.
Guardar las horas de sueño y de reposo saber limitar el horario de trabajo en
sus justos límites poniendo por obra que el trabajo es para el hombre y no el
hombre para el trabajo. El descanso es necesario para cuidar la salud y para
servir mejor a Dios.
4.
Pero el daño a la vida no es solo físico. También se atenta contra este
mandamiento cuando se falta contra la dignidad de las personas al faltar
contra su integridad moral al poner en
situación de peligro su vida moral; más grave aún si se tiene cierta autoridad sobre
otras personas tal y como se encuentran los padres, tutores, profesores,
maestros, superiores.
El escándalo es la actitud o el
comportamiento que induce a otro a hacer el mal. El escándalo constituye una falta
grave, si por acción u omisión, arrastra deliberadamente a otro a una falta
grave. Se puede causar escándalo por comentarios injustos, por la promoción de
espectáculos, libros y revistas inmorales, por seguir modas contrarias al
pudor, etc.
El
quinto mandamiento nos ordena amar la vida y aceptar la vida porque todo es
don.■