TEMAS: política, dignidad, valores.
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RESUMEN: Negociar es una necesidad y una
virtud propia del buen político. El resultado electoral puede ser una oportunidad
de hacer de la necesidad una solución de convivencia ciudadana.
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El resultado de las elecciones municipales y autonómicas
recientemente celebradas ha dejado una sensación de perplejidad entre los
votantes. A primera vista las elecciones ofrecen una variedad de partidos y de
opciones políticas sin un claro vencedor. Este resultado obliga a entenderse a
los políticos y provoca la creación de pactos y alianzas de gobierno.
Una cosa buena tendrá este resultado: parece que ha llegado el
tiempo del entendimiento y el final de los bloques ideológicos. Los políticos
no solo tienen el mandato representativo procedente de su cargo electo, sino
que ahora han recibido además el mandato de entenderse unos con otros para
llegar a formar un gobierno posible para todos los ciudadanos.
La política es “el arte de lo posible” y dentro de esta definición
entran todas las posibilidades reales de gobernar y de administrar las cosas
comunes. Puestos a sentarse a negociar los políticos deben aceptar que todo no
se puede negociar, pero esto no significa que nada sea negociable. Habrá que
descubrir cuáles son los principios no negociables a partir de los cuales se
puede empezar a negociar con el adversario político y, por tanto, se podría
empezar a ceder posiciones, conceptos, planteamientos, etc.
En este punto relativo a los principios que no se pueden ceder es
bueno recordar el discurso de Benedicto XVI a los participantes en
unas jornadas de estudio sobre Europa pronunciado el día 30 de marzo de 2006. En
dicho discurso se refiere a tres principios que no se pueden negociar y no
porque sean creencias religiosas o dogmas de fe católicos, sino porque
pertenecen a la naturaleza humana y los necesitamos todos los hombres del mismo
modo que necesitamos el aire para respirar. Estos principios son:
·
protección de la vida en todas sus etapas, desde el momento de la
concepción hasta la muerte natural;
·
reconocimiento y promoción de la estructura natural de la familia,
como unión entre un hombre y una mujer basada en el matrimonio, y su defensa
contra los intentos de equipararla jurídicamente a formas radicalmente diferentes
de unión que, en realidad, la dañan y contribuyen a su desestabilización,
oscureciendo su carácter particular y su irreemplazable papel social; y
·
protección del derecho de los padres a educar a sus hijos.
Los políticos y todos nosotros debemos meditar sobre la necesidad
de estos principios no negociables y sobre la posibilidad de negociar en todos
los demás. Si podemos ceder y no hemos sabido convencer parece que debemos ceder.
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BIBLIOGRAFÍA
·
Benedicto XVI Discurso del
santo padre Benedicto XVI a los participantes en unas jornadas de estudio sobre
Europa organizadas por el partido popular europeo, Ciudad del Vaticano, 30
de marzo de 2006, http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2006/march/documents/hf_ben-xvi_spe_20060330_eu-parliamentarians.html